La casa bulle de gente que ha llegado desde diferentes lugares para participar en la ceremonia. En la cocina están a la mano los instrumentos necesarios y en el patio un grupo pica las viandas, pela las especies, trocea la carne y enciende el fuego donde va la cazuela inmensa en que hervirán los ingredientes del ajiaco, por varias horas, antes de estar listo.
Lentamente los olores deliciosos, familiares, se irán mezclando con los deseos de salud, bienestar, seguridad económica y paz espiritual de los iniciados. Todos saben que en esa ocasión el cotidiano acto de preparar los alimentos reviste dimensiones místicas: la comida será el puente que conecte su esencia humana con esa otra más divina que vive en los espíritus y deidades del panteón Yoruba.
El apetito de los Orishas es tan infinito como los anhelos de las personas que los convocan y su paladar tan exquisito que la religión afrocubana se ha poblado durante siglos de rituales y recetas diferentes para ofrecer los alimentos a estos dioses insaciables que, al igual que sus hijos e hijas, siempre encuentran placer y motivación frente a un altar bien servido.
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En Cuba, la repercusión de esta “relación culinaria” entre las divinidades y sus fieles, que llegó junto con los esclavos a la colonia española, es profunda y atraviesa varios aspectos de la vida diaria.
Los regalos de los recién llegados a la tierra de la que formarían parte en lo adelante fueron abundantes y definitivos: desde nuevas viandas y frutas como el ñame o el plátano, hasta diferentes modos de cocinarlos o, sencillamente, la configuración del acto de comer como un tributo religioso.
No se imagina una Cuba sin sus Orishas y no se concibe una cultura culinaria cubana sin los aportes del imaginario Yoruba, un sistema vivo que se enriquece constantemente con la misma creatividad con que los creyentes llenan los platos de sus ancestros protectores.
A punto de comenzar octubre, mes de la cultura nacional, AlaMesa ha querido explorar y compartir con ustedes el fascinante universo de la cocina religiosa afrocubana a través de la serie “Ofrenda a los Orishas”, para lo cual hemos seleccionado 12 deidades que irán descubriendo a lo largo de los días que nos separan del 20 de octubre.
Durante ese camino, les proponemos explorar algunos de sus alimentos preferidos, así como también descubrir aquellos que desprecian y prohíben a sus hijos, las comidas más frecuentes en las ceremonias religiosas y las historias o “patakíes” –como se conoce a las leyendas sobre la vida de las deidades afrocubanas– en los que la alimentación tiene un lugar especial.
Así como el ajiaco que se sirve en una jícara, junto con la vela, el aguardiente y la miel, AlaMesa hace una ofrenda al Panteón Yoruba para que abra los caminos de este pueblo que se reconoce a sí mismo como Cuba y de esta cultura riquísima que llamamos nuestra.
Índice de entradas:
- Orisha Oko: señor de la alimentación
- Shangó: el sacrificio como alimento
- Yemayá: madre de todos los Orishas
- Orula: poseedor del secreto de Ifá
- Obbatalá: dueño de las cabezas
- Babalú Ayé: Orisha curador
- Oggún: un Orisha guerrero
- Oyá: dueña de la centella
- Ochosi: Orisha cazador
- Aggayú Solá: protector de los caminantes
- Elegguá: dueño del destino
- Oshún: patrona de Cuba