Dime lectora... ¿qué sabes de la envidia? Para, para, para... que no es para tanto, vamos a decir que estás familiarizada con el concepto y lo dejamos allí antes de que te enemistemos sin querer con alguien cercano.
En su variante más moderada, el deseo de algo detonado por el hecho de que alguien más lo tiene, he sido víctima de tal emoción.
Y es de esas, de las malas, de las que afectan tu felicidad. Verás desde hace varios meses he estado cacharreando con cócteles al estilo del Old Fashioned, servidos en el vaso del mismo nombre, a las rocas. Cócteles revueltos y no agitados.
Tras manejar algunas de las fórmulas, mi satisfacción alcanzó el paroxismo cuando pude ponerle las manos encima a moldes de hielo de silicona, de una pulgada cúbica. El cóctel resultante, contenía una sola pieza de hielo, aportando más control sobre la dilución y un acabado elegante.
Y así seguiría yo, trotando alegre por los campos como el caballito de Rebeca, con mi Negroni en la mano, si no fuera porque me dió la gana de comentarle a un amigo. Este se especializa en 3 cosas: mixología, vaciarte la cava y aguarte la fiesta. E hizo un poco de las 3 cuando me sugirió, cito: "Hacer el hielo transparente".
Vete tú a prepararte un Manhattan y servirlo en vaso old fashioned, prepara la cámara para hacerle una foto y luego lidia con la vocecita de mi amigo que te dice que el hielo está nublado y que qué barbaridad, que pena con Instagram.
Ello me lanzó calle abajo por agujero del conejo hasta el país de la maravillas al que llamamos tiernamente internet. Y hasta para congelar agua hay que debatir online. Recomendaciones, análisis, métodos, contradictorios y a menudo mutuamente excluyentes. Van desde el amigo feliz que dice que todo se resuelve usando agua destilada (buenas noticias para aquellos de ustedes que nos leen desde Alaska, salga, palee nieve y ya) hasta el que lista densidades relativas del agua y el aire a diferentes temperaturas y recomienda la construcción de un tortuoso dispositivo para hacer hielo translucido. Necesitas un martillo, un punzón, una sierra pequeña, dos moldes de silicona, una neverita pequeña, un refri grande y una autorización por escrito de Anna la de Frozen.
Acá te va lo que he sacado en claro:
Ese acabado nublado en el hielo que estamos intentando eliminar es resultado de impurezas en la misma pero sobre todo, de partículas de aire que quedan atrapadas dentro.
Como el hielo se crea de la superficie de contacto con el frio "hacia adentro", las partículas y el color blanco se acumulan en la zona que se congela de último.
Por ejemplo en mi molde tienden a quedar en el área más cercana a la división entre un bloquecito y otro y las zonas más cercanas al exterior del molde son transparentes.
Las propuestas que más sentido tienen son las de hervir el agua varias veces (pasándola entre una y otra ronda, por un paño para remover el calcio), para eliminar una parte de las impurezas. También tiene sentido el verter el agua caliente en el molde para hacer la congelación más lenta, dejando que el área donde las burbujas e impurezas se concentran antes de congelarse, sea más pequeña.
Hay quien propone agujerear el molde de silicona por debajo y colocarlo en otro recipiente más grande, para que las burbujas tengan por dónde escapar. Estoy seguro de que su técnica es buena, pero evidentemente esa persona nunca ha tenido que reemplazar un molde de silicona echado a perder por exceso de experimentación en Cuba.
El resultado es un área pequeña, con suerte al fondo o en uno de los lados del cubo. Dicen los que saben que puedes eliminarla con un cuchillo de pan. Hasta donde yo he llegado y en ausencia de un samurái que se ocupe de esas tareas, los cuchillos de pan no son para eso. En esta vuelta probaré con un pelo de segueta.
Imagino lectora que a estas alturas he logrado, sin quererlo, desestimularte a emprender la tarea de hacer tu hielo translúcido. Al final, dirás, lo que te importa es que enfríe... pero piensa por un momento en el alto grado de instagramización de tus bebidas, en los grandes volúmenes de innecesaria envidia que generarás en aquellos a quienes les sirvas y sobre todo, en el malsano placer que sentirás al decir "¿Qué cómo logro que me quede el hielo transparente? Eso es sencillito..."