Por estos días llueve con una profusión barroca y una puntualidad germánica. Si bien Mozart estaría encantado... los que gustamos de un viernes de alegría para el cuerpo y cositas buenas, no lo estamos tanto. Colapsos del transporte, calles anegadas y otros problemillas menores conspiran contra la alegría y la degustación culinaria.
Para alivio de males y beneficio de los justos “y todo lo contrario”, ha llegado esta época en la que el disfrute llega a domicilio apenas un par de clics después. Y como también para servirte está AlaMesa, aquí te traemos varias propuestas de confort food -seguimos trabajando en una traducción fidedigna para este concepto anglosajón- entregadas en la puerta de tu casa:
Blog culinario, cuenta de Instagram, garaje... vete tú a saber todas las facetas de este emprendimiento desordenado y delicioso... y bastante popular.
Ofrece comida etiquetada como “china”, cosa que siempre en Cuba, ingredientes y diferencias culturales mediante, debe ser tomado con pinzas. La comida en sí es de cuchara, y muchas ganas con énfasis en el cerdo, del que recomendamos sin duda las costillas.
La única nota en contra es la brevedad de una carta que al menos de esa manera se mantiene bien surtida.
Puedes saber más de todo esto parándote en la esquina de avenida Internet y calle Google, o viendo su perfil en IG.
Negocio de familia desde el mostrador hasta el horno, A la BBQ entrega arroces, frijoles carnes, viandas y vegetales, todo unido y revuelto, todo sin muchas pretensiones pero con los sabores profundos de la comida casera.
La única nota en contra es que solo sirven almuerzos y toman pedidos hasta las 3 pm y a veces menos.
Recomendamos a toda costa el pollo asado en cazuela.
Si quieres saltarte la rutina un viernes en la tarde, te vendrá bien este servicio que -cómo su nombre lo indica- NO, repetimos, NO, se especializa en cocina japonesa, sino en “asiática fusión” y del cual te recomendamos el wanton que es un plato chino. Porque Dios no permita que accidentalmente generemos alguna clase de confusión -como diría Confusio-, respecto a estas dos grandes culturas del Oriente.
La nota en contra la da la habitual ausencia de salsa de soya acompañando los pedidos. Eso no es un problema si eres miembro del equipo de AlaMesa, puesto que requiere al menos 3 pomos de salsa de soya en la casa - ligera, Premium y de champiñones-, y saber cómo usar cada una, pero para el común de los mortales puede ser un incordio.
El acto de acurrucarse a ver una buena película -o una mala, esto es AlaMesa, no La 7ma Puerta - mientras afuera llueve a cántaros y compartimos, esa sí, una buena comida... ese acto pide a gritos comida italiana.
Es la más reconfortante de las comidas “confortables” y ninguna más que la de este lugar con sus masas finas pero suaves, sus bordes rellenos de queso ricota y su ralladura de parmesano omnipresente.
La única nota en contra es que no es económico. Encontrarás pléyade de lugares con mejor precio y este quedará para ocasiones especiales. No sucede lo mismo con la calidad.
Recomendamos la pizza de prosciutto crudo, recomendación basada en el consumo de decenas de unidades.
Lenguaje irreverente y coloquial; empaque sólido, mensajería puntual, esa es la manera en la que el amigo Rafa se te presenta. Adentro del barro cocido vienen combinaciones que son las de siempre, repensadas. Rafa ofrece bowls llenos de lo que le gusta al cubano, una proteína animal cocinada al estilo del creador y guarniciones - tostones, ensaladas, papitas fritas, arroces - que parafraseando al Silvio “son las mismas, pero no son iguales”.
Recomendamos desde el fondo de nuestros estómagos -que tenemos corazón, pero tiene menor jerarquía- el pollito frito y el pescado. Y de postre el red velvet.