El aire que se respira cerca de Paseo y Malecón, trae más de una sensación para el paseante. No es solo el aroma del cercano, y a veces, agitado mar. Sin apenas darse cuenta, le van llegando otras emociones, y no puede evitar dejar que los pies y los sentidos lo lleven hacia las puertas de cierto insigne hotel. No sospecha hacia donde se encamina. Solo responde a sus sentidos. Las escaleras lo acercan a su destino, solo una puerta lo separa.
Y cuando levanta la vista, reconoce el inconfundible aroma de la cocina mediterránea.
El restaurante MED del legendario Hotel Melia Cohiba, se alza desde hace algún tiempo como distintivo de elegancia del recinto que lo acoge en medio de la agitada urbe capitalina. Contrasta el dinamismo circundante de visitantes extranjeros que alegran las áreas aledañas, con el oasis que envuelve a quien se adentra en esta suerte de paladar dedicado a los más puros sentidos.
Discreta decoración con toques rústicos que se entrelazan con la modernidad del diseño de interiores, busca preservar la atención del cliente en lo que encontrará tras cada plato solicitado. Quizás por esa razón se ha convertido con admirable rapidez en un espacio ideal para las cenas de negocios, los más íntimos encuentros y las cenas de ocasión, que atrae no solo a los huéspedes del hotel, sino además a empresarios, diplomáticos residentes en la Isla, y para alegría de su personal, a parejas tras la búsqueda de la perfecta cena romántica. La disposición de sus 18 mesas, propicia todos estos escenarios, lo que acentúa aún más la perfección de este restaurante.
Para los fundadores de MED, el origen mallorquino de la cadena Meliá, no fue el único pretexto para la creación de este lugar. Más bien se trata del perfecto motivo para enarbolar las potencialidades de la dieta europea que se alza desde el 2010 como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, según declaración de la UNESCO.
Un menú elaborado en este sentido, potencia los elementos primordiales de esa comida: aceite de oliva, cereales, verduras, frutas frescas, carnes, así como delicias del mar. A partir de una cocción que respeta la textura y los sabores originales de cada alimento, el chef Laureano despliega la experticia de sus manos y hace desfilar las más delicadas creaciones culinarias, que mantienen como principio de respeto a la cocina, las cocciones breves a las prolongadas para preservar la textura y el sabor de cada producto final. La destreza del cocinero se mide por el sutil equilibrio en la combinación de sabores, y los más avezados clientes logran apreciar el arte que esconde una cultura milenaria.
Entre las elaboraciones más demandadas, los arroces resultan una de las peticiones más usuales por la combinación idónea de sabores que toman como base este cereal para combinarlo hábilmente con carnes, mariscos y verduras. Para cada cliente, resulta una experiencia única, pues el respeto por cada uno de los sabores que lo integran es una parte indispensable del resultado: un mismo plato puede traer disímiles percepciones como paladares se aventuren a probarlo. Tradición y modernidad confluyen en cada una de estas recetas, que combinan la presentación más gourmet con una preparación que sorprendería por la sencillez.
En tanto, las tapas son otro de los atractivos que lograron un éxito casi inmediato entre los clientes y que continúan posicionándose por la sencillez de los sabores que buscan potenciar. El queso frito, los pinchos de plátano y bacon, así como los montaditos de camarón sobre ajo, son de las exquisiteces con más exitoso reconocimiento por parte de los clientes noveles, así como aquellos que retornan a las mesas de este centro gastronómico.
El culto a la cocina mediterránea no podía dejar a un lado la devoción por los vinos españoles y europeos, el maridaje perfecto para cada creación de tenedor. Chardonnay y Sauvignon blanc resultan los vinos blancos más destacados; mientras el Cabernet y el Shiraz se posicionan como los tintos más demandado. La coctelería, amplia y reconocedora de las tendencias más vanguardistas en los bares modernos, aprecia las solicitudes de los visitantes más exigentes y suma experiencias tras cada copa degustada entre sonrisas.
Es entonces que lo que comenzó, quizás como un suspicaz encuentro, termina siendo para el visitante un encuentro seductor con la más exquisita cocina mediterránea a los pies de la Habana tropical. El cautivador contraste de un pedazo de tierra europea dentro de Cuba, lo hará volver con cualquier excusa. Y no temerá perder el camino entre pasillos y huéspedes, pues sabe desde ya que el olor lo llevará justo a donde encontró aquel inolvidable placer frente a un plato.