Seamos claros: pocas veces tenemos la oportunidad de vivir una experiencia como el CONBAC Havana Craft Cocktail Weekend. Y sí, puede que hoy solo hayamos tenido la primera probadita pero, como sucede en todo lo que apasiona, el primer contacto, el primer bocado es definitorio; Usted desea más o no, se descubre seducido o no. A juzgar por la jornada inaugural esta será una mezcla, una experiencia, en verdad interesante, atrevida, deliciosa...
Rones, Cuba y novedades. Así abrió la mañana y con ella las sesiones de este encuentro profesional que aborda lo más actual de bartendering y la mixología contemporáneos. La conferencia magistral de Alfredo Guerra, Brand Ambassador de Havana Club Internacional, dejó a más de uno con la urgente curiosidad de saber cuánto puede sublimarse un drink si lleva en sus bases las Ediciones Profesionales Havana Club (A o B) que desde hace menos de un año está presentando la marca.
Esta vez van más allá del mero diseño de un producto para consumo tradicional y deciden traer a la luz rones capaces de integrarse en armonía con un coctel, potenciándolo, sin dejar atrás los baluartes históricos, organolépticos y apetecibles que caracterizan la Denominación de Origen Cuba si de aguardiente de caña se trata.
Así pues, tal y como pudimos comprobar, la Línea A (un Carta Blanca que fusiona tres bases añejas de diferente edad y por tanto otorga mayores riquezas que sus contrapartes típicas). Está pensada para llevar a escala superior los cocteles a base de ron blanco. Otro elemento disruptivo es la combinación de matices propia de un ron más longevo, aunque a simple vista las notas doradas claras no dejen intuir todo lo que envuelve.
En ello se apoyaron Alejandro Bolívar, cantinero de El Floridita, y Augusto César Martí, Maestro del Ron Cubano, cuya trayectoria ha impulsado con creces las nuevas aristas y expresiones del ron en la Mayor de las Antillas.
La Edición Profesional B es otro tema. Continuado la ruta iniciada por Havana Club 7 años como Ron Fundacional, su tríada de bases fundamental aporta las notas acarameladas, melosas, torrefactas y avainilladas típicas del Occidente ronero de la isla pero, -y este es un interesantísimo “pero”- una cuarta esencia se deja reposar en barricas de whisky de la zona escocesa de Islay, dejando marcas muy definidas del quehacer en dicha área: los ahumados de altísima expresión se integran en las pipas y aportan una dimensión inusual al espirituoso antillano.
Al final cada nota responde a su raíz, a su terreno; no obstante, el ron sale airoso y fortalecido de este encuentro, un acierto que habla muy bien de la experticia del Maestro del Ron Cubano Asbel Morales y el bartender europeo Nick Strangeway.
Para continuar con las presentaciones, y con estos antecedentes revoloteando en las papilas, la oportunidad se tornó ideal para vivir de cerca algo del quehacer que nuestros invitados defienden allende los mares. Por ello Mike Campbell, canadiense de cuna pero viajante en toda regla preparó una evolución del Side Car, donde el sirope artesanal de canela, fusionado con piña, Campari y whisky ilustraron por qué hoy las tendencias de consumo internacional gustan menos de la tipificación clásica, y plantean una gama más amplia.
Pre-dinner o After-dinner, lo esencial es el disfrute y la sorpresa para el cliente, de conjunto con la búsqueda constante de inspiración por parte del bartender que redunde en satisfacción y deleite en manos del consumidor.
Hablamos de creatividad, y si en estos terrenos nos adentramos, la conferencia del británico Elliot Ball fue un verdadero trampolín a las ideas que se mezclan en la modernidad; especialmente en un polo indiscutible de know-how, historias y preferencias como es Londres.
Elliot viene de la neurociencia, la psicología y con ello (o por ello) decidió hacer del acto de beber, fantasear y comercializar, la mejor ruta para demostrar que la “estupidez es atractiva y rentable”, al menos cuando a gastronomía se refiere.
Sus cocteles apelan al absurdo, pero no dejan de ser eso, cocteles, y por tanto, demandan esfuerzos, insumos, viabilidad y coherencia. Para hacer “magia de la estupidez” se necesita que todos los elementos apunten en la misma dirección. No se trata de ser bizarro per se: quien desee lanzarse a este ruedo no puede olvidar que son bebidas con concepto, divertidas, atractivas, pero que deben ser buenas, capaces de responder a lo que el cliente busca y, si es posible, anticipársele.
Con todo esto, amplio diálogo e intercambio discurrieron de esta charla. La búsqueda de sabores, soluciones inesperadas, el empleo de la imaginería como fundamento, la unidad como directriz y la sustentabilidad logística como camino son, según el ponente, esenciales.
Trabajar tras una barra es apasionante, no hay dudas, pero también requiere intercambio, conocimiento, curiosidad. ElHavana Craft Cocktail Weekend se alimenta de lo “cool” con más de un “dash” de cultura e intelecto. Es justo eso, una colisión de saberes y conceptos que a la postre tendrán una apetitosa, refrescante, inteligente, expresión en nuestros bares. CONBAC atrapa, reimpulsa. Es tiempo de aprender, y de crear. ¡Salud!