Noche de sábado. Una ciudad ávida. Puertas que se abren en Estudio 50, ese lugar que poco a poco crece como nombre y destino. El estío que se prende a cada paso, gota a gota. Una ferviente expectativa se respira entre cientos de personas, prácticamente se derrama. El Havana Craft Cocktail es todo un hecho. Es noche de clausura y de pelea. El Barfight del CONBAC nos traía curiosos a los sibaritas de esta tierra. Y se superó.
La idea no era del todo nueva. Los retos y certámenes competitivos entre bartenders son frecuentes. Sin embargo, la magia estaba en el concepto -y en el contexto-. Luego de tres días dedicados plenamente a la coctelería, sus entresijos y aprendizajes; cantineros de casi una decena de establecimientos sacaron a relucir técnica y creatividad en una lid llena de talento, intensidad, fraternidad y sabores.
¡Menuda fiesta! Una pléyade de entusiastas catadores desfiló ante las distintas barras a fin de probar las mezclas elaboradas por los contendientes. Y, mientras la música le ponía ambiente y swing al encuentro, los abrazos, sonrisas y esa pizca de complicidad que dejan las experiencias compartidas con amigos, aderezaban la espera, el fragor, el paladeo.
De Pazillo a Grados; de Más Habana a El Cocinero; de Casa Mía a Jíbaro; de Maradentro a la representación de la Asociación de Cantineros de Cuba, un nutrido grupo de artistas, diseñadores, periodistas, músicos, gastronómicos, influencers y más, hacía su propia ruta de bares y se posicionaba ante una u otra propuesta. No todos expertos, no era el tema; entusiastas, eso sí, y atrevidos, curiosos en toda regla. Sabor de Cuba en texturas y presentaciones anacrónicas, en combinaciones inusuales, en una real explosión de aromas, de gustos...
Aquí la piña, el tamarindo, el chocolate, la naranja, la canela, la manzana..., la aventura. Allí el ron cubano como rey y señor, los bitters, unas gotas de acidez, un balanceado dulzor, un guiño pícaro. En todas partes las ganas de crear, de decir, de provocar. El público dio su veredicto. También el jurado. Maradentro caló entre los expertos. Más Habana se llevó la popularidad.
Sí, fin de semana como pocos. Espacio para el goce que provoca la cultura, para reafirmar intenciones -o vocaciones-, y canalizar conocimientos. Muchos nos hemos quedado con afán de sorpresas, con plena reafirmación de nuestras tentaciones. CONBAC subió las apuestas y comenzó su recorrido posicionándose como un evento que podría tornarse indispensable en el paisaje cubano, que deja curiosidades de las buenas. El mérito extra: aprender desde la delicia y la humildad, proponer sin dogmatismos ni anquilosadas pretensiones, sin vicios profesionales o sistémicos. Podría decirse también que ha sido vitrina y pretexto de una generación. Será que, como en el bar, en la vida a veces puede alcanzarse la mezcla cuasi-perfecta. Habrá que ver... y que volver. Por lo pronto hoy en el mundo de la coctelería, en Cuba, hay más de una razón para brindar.