Aromas de ultramar, especias de fabulosos rincones: la cocina tiene la capacidad casi mágica de acercar lo lejano, de develar lo exótico y de convertirnos, cuchara mediante, en descubridores, exploradores, visitantes asombrados. He aquí entonces 7 lugares donde degustar comida étnica:
La nota: Selección imprescindible si de cocina japonesa se trata. Recreada con la precisión y el conocimiento de quien ha dejado en el País del Sol Naciente buena parte de su vida y recuerdos.
Lo bueno: Céntrico pero discreto, un ambiente muy tranquilo. Especial para encuentros íntimos o para escapadas de grupos pequeños.
Lo malo: Está en un segundo piso por lo que el acceso tiene sus limitaciones. En realidad no es tan grande, los grupos de mayor tamaño deberán acomodarse en la terraza.
Lo recomendado: La sopa de miso con camarones y hongos. ¡Sublime!
La nota: Más allá de lo obvio, el concepto de este restaurante juega con las referencias y confluencias de la historia contemporánea de nuestro país, pero sobre todo, apela al imaginario local y global que de ellas emana. Una combinación explosiva aderezada con sabores fuertes.
Lo bueno: La espectacular vista del Malecón habanero que complementa la experiencia.
Lo malo: El servicio ha generado opiniones controvertidas en el pasado.
Lo recomendado: El estroganoff de res y un cóctel que al parecer sugieren como aperitivo, el Green Russian (Vodka, hierba buena, jugo de naranja, azúcar e hielo).
La nota: Un elemento reiterado a lo largo de esta lista es la fusión inevitable de lo cubano y lo foráneo. Esta vez la Habana Vieja sirve de escenario para un encuentro entre la tradición culinaria india, de la mano de un chef nativo, y algo de lo mejor de la música cubana.
Lo bueno: La música apela, sin dudas, a las más clásicas sonoridades de nuestra tradición.
Lo malo: Si provienes de una cultura como la cubana en la que la comida particularmente especiada y picante no es la norma, la primera visita será un shock o un descubrimiento.
Lo recomendado: El pan naan.
La nota: Primera y única incursión (hasta donde sabemos) en la cocina coreana que se registra por estos lares. En Club Su confluyen la mesa y el escenario que construyen una atmósfera más que propicia.
Lo bueno: El servicio y el ambiente, una combinación que rara vez conduce a algo que no sea las mejores experiencias.
Lo malo: No conviene sentarse fuera al atardecer. Al parecer hay mosquitos.
Lo recomendado: El bulgogui. Sabemos que lo hemos recomendado en varias ocasiones en AlaMesa, así de bueno es.
La nota: La casa se precia de ofrecer una fusión eficiente de la cocina escandinava con los ingredientes y maneras de hacer que nos son más cercanos en Cuba. Sin embargo, quizá su mayor baza es la atmósfera.
Lo bueno: La decoración inteligente y con estilo, y el rescate de una edificación neoclásica en el mismo corazón de Centro Habana.
Lo malo: Son reiterados los reportes de inestabilidad en la disponibilidad de los platos incluidos en la carta.
Lo recomendado: Tiene la reputación de servir el mejor brownie de La Habana. No será estrictamente un plato sueco pero... ¿quién se resiste a un brownie?
La nota: Alejado de las zonas más turísticas, apela a la simpatía casi instintiva de los cubanos hacia la cultura de México, trayendo mucho de lo más auténtico de esa cocina a la mesa de la familia.
Lo bueno: El ambiente familiar y la presencia permanente de la administración que garantiza la calidad del servicio.
Lo malo: Es poco accesible desde otras partes de la ciudad. Para los de la zona ese es un beneficio extra.
Lo recomendado: Los tacos de langosta.
La nota: único espacio desde nuestro recuento, que ofrece comida libanesa en el país. Un lugar nuevo, pero responsable ya de sabores inolvidables.
Lo bueno: La novedad y a la vez la diversidad de sabores que aporta esta cocina tan deliciosa. Lo mejor del Beirut es su comida.
Lo malo: "Si llueve se moja como los demás". Es de muy difícil acceso si llueve pues la zona se inunda fácilmente.
Lo recomendado: El falafel, el shawarma y en particular (como siempre) te recomendamos los postres.