Llámennos cursis, trillados, poco innovadores. Llámennos antidietéticos propagadores del vicio y las malas costumbres alimenticias. Llámennos gordos. No nos importa, en AlaMesa (parafraseando al Más Enamorado de los Cubanos) creemos en el mejoramiento humano, en la utilidad de la virtud y la pertinencia innegable del chocolate en todas las circunstancias del amor.
¿O cómo celebran ustedes cada comienzo? ¿Cómo agasajan a la otra parte? ¿Cómo sacan del sistema un amor fallido si no es con chocolate? De seguro, con suficiente de ese oscuro objeto del deseo en el cuerpo, podemos lanzarnos a las conquistas más imposibles y rechazar las propuestas más tentadoras.
Sabemos que otros estupefacientes tienen efectos similares, pero preferimos este porque deja mejor aliento.
Así que, para la ocasión de ocasiones que es este día, les ofrecemos una receta con doble capa de chocolate y el derecho a pensar que toda esa bobería sobre el hígado es menos que fantasía y más que un incordio.
Viene cortesía de Pastries like a Pro, un blog que recomendamos y que sale del teclado de la repostera, escritora y... ehhhh... bloguera... ¿no? que para eso tiene un blog, Helen Fletcher.
Con 25 años de experiencia en el ramo (en el de la repostería, no en el del blogueo), esta amable señora pone a disposición de sus paladares, enamorados lectores, esta delicia.
Los ingredientes son de lo más común que podemos encontrar considerando la diferencia de abastecimiento entre Helen y nosotros: 1/2 taza de crema de leche (no, no digan "ya empezamos", digan "sí se puede"), 25 gramos de mantequilla sin sal, 150 gramos de chocolate y media cucharita de vainilla.
Lo primero es cubrir una bandeja para hornear con papel.
Luego debemos calentar la crema, el azúcar y la mantequilla hasta que se derrita esta última y el azúcar se disuelva. Esta mezcla debe estar caliente pero no hirviendo.
Sumerge entonces el chocolate en esta crema y déjalo que se asiente por 4 o 5 minutos. Luego bata la mezcla hasta que esté uniforme.
Añade vainilla y bate nuevamente para incorporarla a la mezcla.
Cuando escojas el recipiente en el que verter el chocolate, asegúrate de que el chocolate quede tan profundo como sea posible, siempre que tus dedos puedan meterse. Necesitas bastante chocolate para vestir el centro de las trufas. Vierte en un recipiente una parte del chocolate, cúbrela con un nylon y enfríalo.
Boléalo con una cuchara o boleadora pequeña y coloca las bolitas sobre el papel, luego congela estas bolitas hasta que se pongan bien duras.
Helen recomienda que, para vestir las trufas, coloque las trufitas congeladas de un lado, el chocolate en el medio y otra bandeja con papel del otro lado para que sea más fácil trabajar.
El chocolate de cobertura se hace con 3/4 de libra de chocolate y 3 cucharadas de mantequilla. Puedes derretirlos y mezclarlos en un microwave. Trata de que no quede demasiado caliente.
Luego deja caer una trufa dentro de este chocolate que colocarás en un recipiente de cristal.
Ahora viene lo bueno:
Separa tus dedos índice y corazón formando un "V". Con ellos sumerge la trufa en el chocolate de cobertura, luego mete los dedos por debajo y sácala de esa manera para evitar en lo posible que se deforme.
Ve pasando las trufas para la bandeja con el papel.
Deja que se pongan a la temperatura ambiente, luego calienta las trufas hasta derretir ligeramente la cobertura. Vuelve a vestirlas.
Finalmente guárdalas en el refrigerador. Para disfrutar mejor el sabor, espera a que vuelva a temperatura ambiente antes de comerlas.