Algunos consejos para mantenerte en buenas con tu cuerpo durante el verano.
A medida que aumenta la temperatura y los días se hacen más largos, nuestros cuerpos de manera espontánea se preparan para una muy esperada limpieza. Diversas tradiciones culturales en todo el mundo, emplean la primavera y el verano en deshacerse del exceso de peso y eliminar las toxinas acumuladas durante el invierno. Esto puede ser un proceso natural, en tanto los guisos son sustituidos por ensaladas frescas y a los días de sofá los reemplazan las actividades al aire libre. Pero este proceso de limpieza también puede ser fomentado a través de una cuidadosa selección de alimentos. Al elegir alimentos beneficiosos para el hígado y los riñones, la limpieza se convierte en parte de una dieta equilibrada y sabrosa.
Algunas personas emplean dietas extremas como el ayuno y las limpiezas con jugo. Pero estas no son necesarias para la mayoría de las personas y pueden resultar peligrosas sin supervisión médica. Un ejemplo es el tomar jugo en ayunas. El objetivo en esta popular dieta es consumir vitaminas y minerales concentrados provenientes de zumos de frutas y hortalizas y abastecer con ello al cuerpo con suficiente azúcar como para que le sea posible funcionar sin tener que digerir alimentos sólidos. El problema con consumir exclusivamente jugos durante un largo periodo de tiempo es que carecen de proteínas. Todas las vías de desintoxicación del hígado requieren de las proteínas para funcionar correctamente. Además, la fibra es necesaria con el fin de eliminar adecuadamente las toxinas del intestino. Las dietas líquidas que eliminan la fibra y la proteína pueden causar muchos síntomas negativos ya que las toxinas no pueden ser totalmente procesadas y se evacuan con la excreta.
A continuación, mostramos una lista de cinco alimentos que benefician al cuerpo a la vez que lo limpian de toxinas. La mayoría de estos alimentos acciona directamente sobre el hígado; lo cual es positivo por cuanto las sustancias químicas deben ser procesadas por este órgano a fin de ser eliminadas del cuerpo. Es un trabajo enorme y deja al hígado vulnerable ante la acción de numerosas sustancias tóxicas que pueden dañarlo. La buena noticia es que existen muchos alimentos que protegen al hígado. No es necesario consumir estos alimentos en exceso para recibir beneficio. El consumo normal, como parte de una dieta saludable es todo lo que se necesita.
Ajo
Las bondades del ajo son conocidas desde hace siglos y los estudios científicos modernos están a favor de muchos de los usos tradicionales. No solo hace que el sabor de la comida sea agradable, sino que puede reducir el hígado graso y mejorar la producción de enzimas de desintoxicación. De hecho, es tan protector para el hígado que puede bloquear el desarrollo del cáncer de hígado, incluso después de la exposición a químicos cancerígenos. Sus efectos protectores no se limitan al hígado. Es un antioxidante poderoso que protege los riñones de los efectos tóxicos de muchos medicamentos. Afortunadamente para las personas que son sensibles al ajo crudo, la mayoría de sus propiedades se manifiestan también aun después de la cocción.
Alcachofa
Los miembros de la familia del cardo (la alcachofa, el cardo bendito, el cardo de leche, etc.) se utilizan tradicionalmente como tónicos para el hígado. Sin embargo, pocos de ellos son tan sabrosos como la alcachofa. A menudo considerada un manjar, la alcachofa resulta una medicina poderosa. Tiene la capacidad de proteger el hígado de lesiones incluso cuando está expuesto a reconocidos agentes cancerígenos. Las alcachofas se ingieren, a menudo, con salsas grasas como la mantequilla derretida o la mayonesa. Es, de hecho, una combinación perfecta pues las alcachofas ayudan al cuerpo a descomponer el aceite y usarlo de manera apropiada. De hecho, se demostró que el extracto de alcachofa trabaja sinérgicamente con los ácidos grasos Omega-3 del aceite de pescado.
Limón
El agrio y refrescante jugo de limón es de uso frecuente en procedimientos de limpieza. Sin embargo, el grueso de las investigaciones se centra en los beneficios de la cáscara del cítrico. Las cáscaras son muy ricas en compuestos flavonoides, los que reducen la inflamación y ayudan a reparar los tejidos dañados. Estos flavonoides son también potentes antioxidantes y pueden proteger al hígado del estrés oxidativo. Los daños causados por el alcohol, el moho tóxico, e incluso el exceso de ejercicio son bloqueados por el consumo de cáscaras de cítricos. Estas se incluyen a menudo en tés y dulces. Mejor aún, su versátil ralladura puede emplearse para añadir un sabor complejo a muchos platos, tanto salados como dulces.
Remolacha
La remolacha de mesa, beta vulgaris, se ha utilizado tradicionalmente como tónico para el hígado y la vesícula y por una buena razón. Tanto la raíz como las hojas protegen al hígado del daño inducido por el alcohol y el estrés oxidativo extremo. De hecho, incrementan la presencia de las principales enzimas antioxidantes del glutatión hepático y súper oxido dismutasa. Las remolachas se pueden consumir en una variedad de maneras: tanto crudas (de lo cual no hay mucha cultura en nuestro país), como asadas, al vapor y marinadas. Son por naturaleza dulces, por lo que los sabores salado y amargo le sirven de complemento.
Rábano
Los crujientes y picantes rábanos están llenos de antioxidantes. Estos fitoquímicos se encuentran aún más concentrados en los brotes tiernos de rábano que en la raíz madura y están presentes en prácticamente todas las variedades estudiadas. El rábano negro es especialmente conocido por sus beneficios sobre el hígado y la vesícula biliar. Se ha demostrado que aumenta la producción de las enzimas de desintoxicación y previene la formación de cálculos biliares. Los rábanos se suelen comer crudos y pierden parte de sus cualidades cuando se les cocina. Su textura crujiente es una adición bienvenida a las ensaladas y encurtidos.
Conformado con información del blog Bay Area Bites.