Salen en dirección a Bayamo. La reunión de la Mejorana los ha dejado, al decir de Gómez, “confusos y abismados con la conducta del General Antonio Maceo”. Y es en ese espíritu que emprenden el camino.
Es entonces que tropiezan con una avanzada del campamento de Maceo que, probablemente por orden expresa de este, los detiene y lleva hasta su presencia. Citamos a Gómez:
“El General se disculpó como pudo, nosotros no hicimos caso de las disculpas como lo habíamos hecho del desaire y nuestra amarga decepción de la víspera quedó curada con el entusiasmo y respeto con que fuimos recibidos y vitoriados por aquellas tropas.”
Permanecieron dos horas juntos antes de reanudar su marcha.
Un detalle que llama la atención es el tamaño de la hueste de Maceo a esas alturas cuyo número cifra Gómez en los 3000 efectivos. Hablamos del hombre que desembarcara el 1ro de abril con apenas 23 acompañantes, de los cuales solo 9 sobrevivieron. Hablamos del hombre que casi muere como resultado de sus heridas y de la larga marcha que siguió a la emboscada de la que fuera víctima.
La sola mención del nombre de Antonio Maceo en el Oriente de Cuba en esa época, bastó para que una riada de combatientes se echara a los montes tras su huella para pelear a su lado.