Luego de permanecer varios días en el campamento de Vuelta Corta, parten por el camino que une Filipinas con Aguacate.
Atraviesan una región matizada por la presencia de varios cafetales. Su descripción somera de los mismos llama la atención por los nombres asociados a quienes vivían en dichos cafetales: “Thoreau” (Thaureaux), “Soncourt”…
El auge del cultivo del café en la zona oriental de Cuba sobreviene asociado a la inmigración de colonos de origen francés generada por la épica y la vez devastadora guerra de Independencia de Haití, que culminara en 1804.
Esta conflagración terrible, casi una guerra de exterminio, tuvo repercusiones políticas, sociales, culturales y por supuesto económicas, que tocaron al Caribe, a la Louisiana y llegaron hasta Europa.
Entre estas se cuenta el hecho de que el que una vez fuera el primer productor de café en el “Nuevo Mundo”, cedió una parte sustancial de su mano de obra calificada, conocimiento y tecnología aplicada a este cultivo a nuestro país que vio florecer cafetales en las lomas del Oriente cubano, bajo el cuidado de hombres y mujeres de apellidos curiosamente francófonos.