Nubes de oro bajo los cielos rojos, brochazos de tomate y queso sobre la tela de harina amasada, pasta fresca y albahaca cortada: la cocina italiana es siempre sorpresa grata y garantía de esos elusivos buenos momentos con los que soñamos. Será por eso que es común y recurrente en nuestro inventario, tal y como lo es en el imaginario de un país como Cuba, que la ha hecho suya en cada cucharada plena.
AlaMesa te trae entonces una selección de 7 lugares especiales para degustar estas delicias:
La nota: Un lugar pequeño, familiar, acogedor. Apenas un par de piezas de una casa en la que es precisamente la familia quien te atiende. Sin grandes pretensiones aparentes, su fuerte y su magia reside precisamente en la calidad de lo que sale de su cocina.
Lo bueno: El servicio es simpático y extremadamente familiar.
Lo malo: El lugar es chico y carece del glamour que podría precisar una salida de más alta alcurnia.
Lo recomendado: Toda la carta es buena, pero recomendamos con asterisco la lasaña.
La nota: Aventura en solitario de un chef que, años de experiencia internacional, ya nos había mostrado sus dotes en otro restaurante, Nero es un rincón bien armado, que se especializa en pastas tradicionales y recetas de pizzas artesanales.
Lo bueno: Algunos de los elementos clave para la confección de comida italiana, que no se encuentran con la debida calidad por nuestros lares no son sustituidos sin más, sino cuidadosamente adquiridos o importados.
Lo malo: Si se va en auto, puede ser muy difícil encontrar espacio para parquear.
Lo recomendado: Las pastas a la marinera.
La nota: Sencillo en la decoración y en el concepto, es este un lugar que carga la mano en la elaboración de los platos y que sorprende, por encima de otros sentidos, al paladar.
Lo bueno: La fusión no declarada de maneras de elaborar que pertenecen a la cocina italiana e ingredientes que provienen de este lado del Atlántico.
Lo malo: No ofrece a los clientes carta menú, así que la cuenta puede ser una sorpresa de las menos deseadas. No hay climatización. El servicio y la administración son susceptibles de perfeccionamiento.
Lo recomendado: La comida. Sin medias tintas, la cocina de este lugar es excelente.
La nota: Con todo el encanto de las callejuelas iluminadas a medias de la Habana Vieja, es esta esquina la más propicia para los encuentros de amigos alrededor de una buena mesa.
Lo bueno: La locación de lujo, el ambiente informal y las delicias que escapan de ese horno de leña.
Lo malo: No tiene climatización en ninguno de los espacios.
Lo recomendado: La pizza de charcutería y los canelones de cangrejo con espinacas.
La nota: Uno de los lugares que ha contribuido, podemos decirlo de esa manera, a hacer popular la cocina italiana en nuestra capital. Céntrico y con precios competitivos, posee una carta extensa y con las propuestas más diversas.
Lo bueno: La relación cantidad, calidad, precio es difícil de retar.
Lo malo: La cola. En días señalados costará trabajo (y tiempo, y paciencia) entrar.
Lo recomendado: Para los de buen comer y que no son grandes puristas de la cocina, recomendamos la Pizza Mimosa (Jamón, Camarón, Chorizo, Langosta, Atún, Aceituna).
La nota: Es un restaurante de hotel, en un hotel de una cadena grande y eso, per sé, indicaría que no tiene por qué ser bueno. Pero lo cierto es que lo es y no solo si se le compara con el resto del abigarrado conjunto de los restaurantes de hotel.
Lo bueno: Céntrico, bien localizado y con amplia capacidad.
Lo malo: Se congestiona en horario pico a pesar de su tamaño. También, llámennos Sheldon Cooper, pero... ¿están ustedes bien con la idea de que un restaurante italiano esté decorado con motivos beisboleros? Es solo una idea lanzada al aire.
Lo recomendado: Las pizzas marineras.
La nota: Acabado de sacar del imaginario celofán que envuelve a los nuevos lugares en AlaMesa, solo aceptó ser incluido en nuestro recuento bajo la promesa de recordarles a ustedes a cada paso que se trata de cocina no simplemente italiana sino gloriosamente siciliana. Y eso hacemos. Mucho se podría decir de un lugar que cultiva en la trastienda sus propios condimentos y prepara recetas caseras de una cocina tan específica (y deliciosa) que será pretexto para el descubrimiento enamorado de los legos y la nostalgia indetenible
Lo bueno: La intimidad, la tranquilidad del ambiente que es complemento de una buena mesa.
Lo malo: No es particularmente céntrico, para quienes viven en el centro de la ciudad implica una excursión en toda regla.
Lo recomendado: La lasaña de langosta.
¿Crees que nos hemos olvidado de algún lugar? Recomiéndanos tus preferidos.