Hora pico y otoño bajo la piel de la Ciudad, calle atestada... anunciando.
Parqueador solícito, chaleco rojo, picaporte bruñido llevándote adentro. ¿Restaurante-bar-aventura-norte de brújula-Camelot-disco-inferno? Paraíso perdido...como todos.
Luces incidentales música y atmósfera, cigarro y perfume de noche. El mesero que nos acoge solícito y nos conduce a través de la galería. Asegura que para nosotros hay en algún lugar de este lugar reservada mesa.
Apenas adentro, rebasamos penumbras de rincón para dos y besos flameados que arden (voluta más mano exploradora menos) en su esquina y paraíso y... ¿no era ese el Victor Hughes? Con Sofía, calladito que se lo tenían. Otro lazo azul pasa raudo trayéndoles los postres, como si los necesitaran. El mesero y guía encoje hombros con cara de padre confesor. Tierra del olvido propicia a los amantes, todos entendemos.
Mercedes, Longina, Yolanda, Sandra, Rosanna y una extranjera ahí... Cecilia, entrechocan risas y vasos largos de Planter's Punch (3 medidas de ron oscuro, 1 medida de jugo de limón, 1 medida de granadina, agua mineral e hielo) en plena tormenta de lápiz labial y broma gruesa. Despedida de soltera y noche de chicas... ¿y qué tonada se atreverán a entonar para esta tropa los bardos de la madrugada en el Malecón?
En apretado terremoto, bajo luz de reflector y escándalo revelado, bailan (sin ser fin de semana) el Negrito y la Ucraniana, mientras Mario Conde los vigila fingiendo leer "Paradiso" en tal barahúnda. Un trago de ron pudiera ser apoyo propicio, pero las carnes de la eslava ahuyentan todo conato de concentración. Se encoje de hombros mentalmente: la mujer del prójimo... e igual, él también espera a alguien.
Justo sobre la barra, soñadora, lánguida, distraída, linda y poco ahorrativa, Marilú sorbe un trago de su Cuba Libre con un gesto de tan poderosa e inconsciente sensualidad que al barman se le escapa la coctelera de las manos, cocina adentro, rumbo desconocido. "Oh, con mi muchacha-ah-ah-ah..." aprueba el audio a sus espaldas.
Cerca del fondo, ya estamos llegando...
Peña grande y alboroto de campeonato, dos que esgrimen (teléfonos) móviles y se echan en cara asuntos de androides y manzanas para regocijo general. "Cuidado con esos que son de cuidado" advierte por lo bajo el mesero, "son un equipito de chamacos que tienen un paginita en internet sobre sitios como este". Solo se equivoca en el dato de que no hay sitios como este.
Epílogo
Defínete un término particular... "sexy" para empezar y prueba a atrapar el sentimiento que el concepto de tal cosa genera en ti. Y no simplemente sexy, piensa en "atrayente", "renovador", "excitante", "embriagador", "novedoso", "pícaro", "exótico". Piensa en Michel Pfeiffer en "Amistades peligrosas", o en la primera vez que escuchaste "Mad at me" en aquel video de Diana Fuentes, piensa en tu primer trago y esa bocanada de dulce fuego garganta abajo invadiendo, estremeciendo como el tacto de la piel y la noche (esa otra Patria, diría el Poeta). Si tales sensaciones fueran un restaurante de esta ciudad... ¿Cuál sería?