Quince hombres sobre el cofre del muerto
ja ja ja, la botella de ron.
R. L. Stevenson
La peor resaca de mi vida fue el directo resultado de la ingestión en cantidades megalíticas de una mezcla de sirope de limón y alcohol de más que dudosa procedencia bautizada por los consumidores como "daiquirí industrial" y comercializada en un sórdido rincón de Calle G e/ 21 y 23 en el Vedado. El análisis de las razones y circunstancias por las cuales me encontraba yo en tal lugar un sábado en la noche ingiriendo tales brebajes y en tales compañías, se sale del objeto social de AlaMesa.
Por ello procederé a contarles la historia de la segunda peor resaca de mi vida.
Mi novia es de profesión turista, un noble oficio prestigiado internacionalmente por su bajo impacto en el medio ambiente. O eso dicen. Desde hace meses se encuentra en una beca relacionada con su especialidad (como les dije, es turista profesional) en un centro de estudios europeo cuyo nombre nos reservaremos dada la naturaleza de los eventos de los que ustedes serán testigos. La llamaremos Universidad de Algún Lugar en Europa (USE por sus siglas en inglés).
Parte del plan de estudios del semestre en el postgrado es el venir a Cuba a visitar instalaciones turísticas como estudio de campo. Sí, hay personas en el mundo que se dedican a eso y a las que incluso les pagan. De repente el haber estudiado en CUJAE no es tanto motivo de orgullo.
¿Y cómo conocer la Habana sin explorar la Habana nocturna? Díganlo ustedes mismos.
La primera noche, encontramos a los chicos de la USE en el Bar Monserrate, sin que pueda decir a cabalidad como fueron a parar ahí. Monserrate intenta preservar el aire de los bares de la Habana de época con el fin de atraer a turistas y nostálgicos. El resultado, sin embargo, combina lo no necesariamente mejor de aquellos tiempos, con algunos clásicos de nuestra oferta estatal para el turismo.
Los mojitos con que agasajaban a nuestros visitantes (no diré el precio para que no lloréis), eran infames y los cigarros que les vendieron... digamos que la cuota nunca fue tan rentable. En el televisor estaba Cubavisión (poniendo The white tiger). y como entretenimiento colateral se les había pegado un mago callejero. Yo estoy consciente, como cubano que soy, de la importancia de ampliar la oferta turística en aras de captar divisas para el fortalecimiento de la economía nacional la cual garantizará la continuidad de los programas sociales que disfrutamos pero... ¿en serio? ¿Un mago?
Alguien propuso Sangri La, pero finalmente acordamos ir a Espacios.
Se trata de una casona de los 40 o los 50, de dos niveles (solo el de abajo es accesible al público), con un patio amplísimo. El moblaje, tanto el dispuesto en el interior como el del exterior, es muy moderno y confortable y está concebido para que grupos se sienten a degustar bebidas y platos sencillos (tapas, por ejemplo), más que para quien quiere comer en toda regla (aunque también hay espacio en Espacios para ello). La carta está pensada en la misma cuerda y en general una vez que has ido, es el primer lugar que te viene a la mente cuando alguien grita "fiesta".
Porque eso es Espacios, lugar de encuentro, de momentos compartidos y de disfrute en buena compañía.
Lo cual le iba bien a los chicos y chicas de la USE que, capitaneados por mi novia, tomaron posesión de uno de los salones interiores, junto al DJ, y se pusieron a bailar.
El interior, decorado con obras de arte en las paredes, con platos de vajillas de época y con todo lo que les pareció resultaría agradable. El conjunto es muy positivo, el ambiente es electrizante, o al menos lo era un viernes en la noche, horario en el que no faltaba nadie en el lugar. Lleno. Muy lleno. Llenísimo.
Palean la demanda de tragos utilizando dos bares, uno en el interior y otro en el patio.
El barman de adentro a quien estuve observando durante rato, sabe su oficio y los tragos estaban muy bien. Me pedí inicialmente una caipiroska que no estaba bien macerada, cosa que resulta más que perdonable considerando que la demanda obligaba a armar los cócteles de 5 en 5. Sin embargo, todos los demás que pedimos (y pedimos muchos y muy diversos y los intercambiamos para cotejar sabores e impresiones) estuvieron deliciosos.
Punto para el mojito local, de lo mejor de la noche, aunque quizá se esté beneficiando colateralmente de los fallos de Monserrate.
No pedimos tapas para acompañar así que poco podre decir al respecto excepto que otros visitantes del lugar recomiendan las croquetas. OJO, también de acuerdo con las referencias, el precio de las tapas es alto para la calidad y el tamaño de las porciones (imagino cobran el ambiente de esa manera) cosa que, comparativamente no sucede con los tragos.
A pesar de la tormenta de personas por todas partes, el servicio parecía en control de la situación: los pedidos salían en tiempo, alguien siempre era accesible para cada cliente y nuestros tragos consumidos eran retirados con tanta discreción que sospeché de duendes. El servicio soportó con estoicismo y amabilidad los codazos propinados por las bailarinas y antes de lograr pedir toallitas, alguien llegó para limpiar un trago que volcamos. Digo volcamos solo por solidaridad, los de la USE estuvieron a cargo de todos los desmanes pensables: bailaron tanto y tan mal que el equipo de seguridad del lugar (al que mando mis saludos) apeló a mí como adulto responsable para que pusiera coto a aquello (no es broma, desgraciadamente).
A la altura de las 2 am, estábamos sentados en el patio, discutiendo a Oscar Wilde en el aire fresco de la madrugada. Lo humano, el amor, la soledad, la alegría, los sueños, son universales y atemporales, el idioma era el mismo, el espacio, apropiado.
Continuará...