Para Haydée Teresa Luján
novia de Ernie a su manera
Vino en un mensaje. Su ir y venir había comenzado antes, quizá en el trabajo de abejita de algún conservador de museo o especialista similar. Ignoramos.
Uno de ustedes lo envió. Era un correo electrónico breve, redactado en inglés, en el que el remitente se identificaba como usuario de nuestra web y solo podemos sospechar que también lector de estas hojas dispersas con las que los asaltamos cada semana. Recomendaba.
Mandaba un adjunto. Imagen de un documento escaneado: una receta tecleada en una vieja máquina de escribir (quizá hoy perdida). La cinta (y las letras que dejaba como estela) era de un navy blue profundo, casi negro en los tramos en los que el autor tachaba alguna palabra sobrescribiéndola con apretadas "x".
Anotaciones al margen. Elementos añadidos con tinta de pluma también azul, tachaduras, subrayados, circulados. Justo debajo una nota final en trazos más amplios hechos con lápiz de color rojo: "Jamón Stanford, Salsa de soya, Cebolla, Ajo, Tomate".
Alguien le achaca a Julio Cortázar la comparación entre la literatura y el boxeo según la cual escribir novelas es intentar ganar por puntos y escribir cuentos es salir a dar el debido knock out. Aceptada esta comparación, será fácil convenir que Ernest Hemingway era un pugilista literario de olímpicas capacidades.
Tenía la brutal pegada que reconocerá quien haya leído "Los Asesinos" o "Un lugar limpio y bien iluminado" y la sistemática agresividad de "Sun also rises" o "A moveable feast". En ese otro cuadrilátero que puede resultar una cuartilla en blanco siempre era lo mismo: golpes limpios, pocas fintas, buscando el mentón en todo momento.
Es por eso que cada pedazo de papel, cada palabra garrapateada por su mano en desprevenido dorso carga la intensidad de quien comunicaba mucho con el mínimo.
Su oficio real era la aventura, escribir era un colateral. Era más personaje que autor y por ello cada pedazo de papel de su cotidianeidad aporta un giro argumental, propina un uppercut.
El 6 de mayo de 2013 el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural donó a la Finca Vigia Foundation un cúmulo de 2000 documentos diversos pertenecientes al autor. Cartas, telegramas, documentos de viaje, facturas...
Fue hurgando en este rico substrato que Sheryl Lu Lien Tan escribidora y cocinera, encontró inesperados tesoros:
"Amasé hasta la profundidad de mis dedos. Luchando contra el impulso de ser demasiado veloz y descuidada, mantuve el ritmo acompasado, lento. Esperaba que cada apretón dejara salir suavemente los sabores - trocitos nudosos de ajo, alcaparras finamente picadas, algunos restos fragmentarios de especias secas - hacia el jaspeado montón apilado frente a mí."
Así iniciaba su escrito "La Hamburguesa de Hemingway" publicado el 16 de septiembre de 2013 en The Paris Review acerca del hallazgo entre tal papelería reducida a bits, de la original receta de la Wild West Hamburguer, preferida por el autor.
Desde ahí, el camino a nuestros buzones fue expedito.
Ingredientes:
- 1 lb de carne de res molida baja en grasa
- 2 dientes de ajo picado
- 2 cebollas verdes pequeñas finamente rebanadas
- 1 Cucharadita colmada de condimento indio (el condimento indio o indian relish se hace de la siguiente manera: en una cacerola mediana y a fuego mediano, se mezclan pimientos rojos, cebolla, vinagre de vino blanco, azúcar y las hojuelas de pimiento rojo triturado. Ya en ebullición, se reduce a fuego lento y se le da vueltas ocasionalmente hasta que espese. Revolviendo ocasionalmente durante 30 minutos. Mas tarde se refrigera durante 4 horas como mínimo)
- 2 Cucharadas soperas de alcaparras
- 1 Cucharadita de Spice Islands Sage (salvia, de la familia de la menta, de sabor caliente y picante, casi balsámico)
- 1/2 Cucharadita de Spice Islands Beau Monde Seasoning (una mezcla de apio, cebolla, sal con un toque dulce)
- 1/2 cucharadita de pimienta picante de Spice Islands
- 1 huevo batido con tenedor en un recipiente
- 1/3 de copa de vino blanco o tinto
- 1 cucharada de aceite
Separa la carne con un tenedor y dispersa el ajo, la cebolla y los condimentos secos por encima de ella. Luego mézclalos con la carne con el tenedor y tus dedos. Deja reposar al recipiente que contiene la carne fuera del refrigerador (en el original "hielera") por 10 o 15 minutos mientras pones la mesa y haces la ensalada. Añade el condimento indio, las alcaparras y todo lo demás incluido el vino y deja que la mezcla se asiente, marinándose tranquilamente por otros 10 minutos si es posible.
Ahora, haz cuatro hamburguesas gruesas y jugosas con tus manos. Las hamburguesas deben tener al menos una pulgada de espesor (2.5 cm), de textura suave pero no licuada. El aceite en la sartén cuando vayas a echar las hamburguesas debe estar caliente pero no humeante. Cuando viertas fríelas por 4 minutos. Saca la sartén del fuego y sube la llama nuevamente. Dale vuelta a la hamburguesa y coloca la sartén nuevamente al fuego, por un minuto, luego vuelve a disminuir la llama y cocínala por otros 3 minutos. Ambos lados de la hamburguesa deben estar dorados y crujientes y el centro rosado y jugoso.
De Hemingway (marioneta y titiritero) emana, como si de alguna exótica feromona se tratase, una intensidad particular, ligada en todo lo que podemos percibir, a un deseo irreprimible de beberse la vida de un trago (uno de tantos miles que apuró a lo largo de su existencia). En cada cosa habita un sabor particular, el de las experiencias acumuladas y vertidas como una especia única sobre sus escritos y actos.
Sirvale de homenaje esta publicación en el año del 60 aniversario de que le fuera otorgado al conjunto de su obra el Premio Nobel de Literatura.