"…como si la ciudad fuera mi mujer".
Fayad Hamis
Para Ale por el consejo.
Para Yadira porque se va a reír.
Siempre se ríen...
Coinciden dos elementos cuyas implicaciones y repercusiones llevan a la redacción de este escrito:
Elemento 1: Si la Isla toda es un poderoso "campo de distorsión de la realidad", el verano habanero es encarnación y clímax.
Elemento 2: A la altura de la noche en cuestión, AlaMesa, el movimiento de masas, el grupo, la organización, la banda, el piquete... acababa de sufrir una muy sensible pérdida: nuestro bar local había muerto.
Así que decidimos volvernos locos.
El Plan: “son las 11:00 pm, nos aligeramos la ropa, cargamos pertrechos y salimos a buscar un lugar nuevo.”
Yendo loma abajo pasamos por delante del conocido portón de garaje al que dedicamos mirada lánguida: “RIP, Long Play, viejo amigo y testigo de veladas memorables, como aquella en la que tragos mediante detectamos un error de diseño industrial en el trípode de la cámara fotográfica”.
Justo al doblar la esquina logré pescar al Bar Bohemio del pozo de la memoria. Navegante, fije el rumbo…
Sacamos tren de aterrizaje, tocamos pista. Decoración sencilla y elegante en el portal en forma de “L”de una casa colonial al que delimitan columnas de arcos de medio punto. La música discreta y una mezcla de muebles que compilaba sofás mullidos para los extremos y esas mesas y sillas tan en boga que artesanos sádicos construyen en acero y madera para proveer al común varón de una oportunidad para mostrar músculos y virilidad ante su pareja.
¿Dónde está el camarero? Tomamos la carta sin permiso de nadie y enarcando la ceja: casi siempre el que no aparezca el camarero en el momento preciso es indicio que antecede a numerosas desgracias.
Créannos… hemos vivido más de una aventura.
Sin embargo, había movimiento, los clientes habían sido servidos y parecían a gusto.
Tres minutos después apareció este muchacho todo de negro. Nos completó las cartas, nos dio la privacidad debida, volvió al tiempo justo.
La carta es fundamentalmente de tragos y lista unos 60, así que nos resultó agradablemente difícil decidir. Pedimos sugerencia alrededor de un cóctel con base vodka.
El camarero entonces dio muestras de vida. Sugirió de memoria combinaciones dentro de la bebida base tratando de que nos acercáramos a partir del sabor del resto de los componentes a lo que queríamos. Al final sin llegar a recordar algo que me había agradado de la carta, quedé con el pedido colgando del aire. Él musitó por lo bajo invitador “Caipiroska, Caipiroska”* y tomamos la insinuación al vuelo.
Punto para el mesero que supo llevarnos a un trago suficientemente simple como para no tener temor de equivocarse. Reapareció con un par de estos vasos highball con el temible emblema de Habana Club que uno encuentra por todas partes, suficientemente profundos como para ahogarse, suficientemente anchos como para perderse.
Como las mujeres de mi vida.
El truco está en macerar el limón entero sobre el azúcar para que el sabor de la resina perfume el trago. Y no añadir a nadie más, al mezclar estos dos ingredientes, si ya añadiste el hielo vete directo a Rusia sin pasar por Europa Occidental.
De picar nada nos seducía, la carta de tapas parece armada para hacerte levantar de tu mesa y chequear la pizarra de bienvenida en donde se enumeran los platos del día. Ahí encontramos este plato de manjúas fritas con cuartos de limón que irremediablemente recomiendo.
El camarero en otra mesa discurría en fluido inglés con unos turistas sobre los dones del ron Santiago.
Se acercaba de cuando a chequearnos y fue en una de esas rondas que se trocó en Agustín Domínguez merced del acto de las presentaciones. Agustín se toma en serio el trabajo, conoce sus tragos, conoce a la competencia, conversamos, ensalzamos y no tanto, discurrimos de pequeños secretos.
El equipo estándar de Bohemio, por ejemplo, está compuesto solo de 3 personas, él sirve en todos los espacios en una noche común y no importa el volumen de personas a tramitar, se las arregla, el dueño hace las veces de barman y el chef prepara las tapas y eso es todo.
Es prudente la manera en que manejan los tiempos, quizá sea suerte u oficio, memoria muscular. En todo caso no era nuestra noche una en la que tuvieran que emplearse a fondo.
Nos mostró otros espacios, pedimos un segundo trago, pues aun quedaba medio plato de manjúas y la noche era propicia, una cerveza servida en un vaso pilsener de arabescos dorados y un Cubanito** de nuevo en esos highballs infernales, que sirvió para un entusiasta intercambio con Agustín respecto a los peligros de sustituir el jugo de tomate por Kermato en los tragos. ¿Qué hace una almeja en mi bloody mary? Todos de acuerdo… se levanta la sesión.
Exploramos sin pena ni limitantes el portal. Contra una pared se arrimaba un estante neoclásico que hacía las veces de librero. Borges ( “El Aleph” ), Juan Salvador Gaviota, Kundera, Saramago, Dostoievski…
Caipiroskas y Dostoievskis… tiene sentido.
Admito sin sonrojo que probé a abrir la puerta de cristales del estante. Cerrado. Buena precaución.
Bailamos a la luz de las estrellas:
“As strong as you were, tender you'll go
I'm watching you breathing, for the last time
A song for your heart, but when it is quiet
I know what it means and I'll carry you home…”
No sé bailar y detesto a James Blunt (lo lamento, fanáticas) pero parecía apropiado y me dejé llevar. ¡Malditos rusos!
El per cápita del cierre de cuentas entre 0 y 7, se precian de no cobrar el 10% tan molesto a veces. No, molesto siempre. La percepción: el ambiente positivo, la decoración es sencilla, pero elegante. El bar es sólido, la cocina no es el énfasis así que pasable, el servicio es una de las bazas del lugar.
* Caipiroska es una variación del original coctel brasileño caipirinha que sustituye el aguardiente o cachaça por vodka. 60 ml de vodka, 2 limones una cucharada de azúcar prieta o granulada. Se coloca el limón sobre el hielo, se macera se añade el azúcar y se completa con el vodka.
** Cubanito: Hielo, 7.5 ml de Jugo de limón, una pizca de Sal, 1 gota de Salsa picante, 3 gotas de Salsa inglesa, 45 ml Ron Carta Blanca, 90 ml Jugo de tomate.
Por: Aleph
Alquimista, emborronador, revisionista y bebedor