"...más de cien palabras
más de cien motivos..."
Roque Dalton afirmó en uno de sus poemas que su "verdadero conflicto hondureño-salvadoreño fue con una muchacha" y a fuerza de sostener gambitos geopolíticos con seres de tal género uno acaba por creerle.
Quizá sea por eso que hace meses que no escribo crónica de alguna escapada a lugares elegidos por instinto y azar. Ya saben lo que decimos que habita bajo la piel de la Isla, pero salir a buscarlo sin inspiración no es lo mismo.
Mi musa, instigadora de conflagración y paráfrasis ("mi verdadero conflicto interplanetario fue con una muchacha") aun demora y a mí de cuando en vez me cuesta abandonar los 28.6 m3 de paredes verdes de "mi cubil" para arrastrarme a complacerles. Conste que la crisis económica, financiera, global y sobre todo personal también juega un papel en ello. Lo digo por si les da por hacer alguna donación.
Me aqueja un mal que bien podríamos denominar "espormusis", variante espiritual de la coloquial "espornosis", así que lleno el agujero de las horas con terapia ocupacional.
Para quien me lee y no tiene la dicha, el orgullo y el incordio infinitos (todo a partes iguales) de formar parte de ese selecto grupo que responde al nombre de Equipo AlaMesa, aclaro que la tal terapia, equivalente local de palear carbón o cortar caña, es lo que denominamos "pasar menús".
Las cartas menú son recabadas en diversos formatos (desde el afortunado y raro .txt hasta el nada simpático .jpg pasando por el traicionero .pdf) y deben ser estandarizados tecleando cada plato en una hoja de cálculo con sus categoría, precio, traducción al inglés.
Tal labor se ejecuta teniendo como remuneración una dosis de paz mental, la sensación de satisfacción que produce el deber cumplido, una bonificación en metálico menos que simbólica y los dolores musculares inherentes a las malas posturas frente a la computadora.
¿Alguien se apunta?
Hay una retribución colateral. Como quien lee sobre viajes sin salir de su buhardilla, "pasando menús" descubren nuestros ojos mínimas perlas que espolean la imaginación cansada, que invitan a nuevos lances.
Por ejemplo, Café Fortuna propone una preparación etiquetada con su nombre que contiene en quisiera saber qué proporciones (cito) "leche condensada, whisky y albahaca". Su Café Casino mezcla limón y café en la misma receta y el Don Pepe junta hierbabuena y chocolate.
A lo mejor quien lee no es un cafeinómano confeso que no concibe tales descripciones como el equivalente personal de la literatura del Marquis de Sade. En todo caso, tanto lector como escritor sacaremos en claro que me debo una visita a esa Tierra de las Maravillas.
Waoo!! ofrece un mojito con la mezcla pasada por la batidora y filtrada para eliminar los residuos de la yerbabuena. Ron Havana Club 3 años, un toque angostura todo endulzado con miel de abejas en lugar de azúcar de caña. De un lado el sabor necesariamente quedará acentuado y matizado por el edulcorante empleado, del otro, la fragancia escapará mucho antes y el elemento ornamental que es la icónica ramita dentro del vaso se perderá. ¿Qué sensaciones despertará la resultante? He aquí otro enigma a resolver.
La Catedral tiene su propia receta de Margarita a la que añade cerveza. En sí mismo esto no es novedoso. Hay más de una manera de hacer beer Margaritas bajo el sol, pero esto es otra cosa. Conforman el cóctel en una jarra cervecera en lugar de la tradicional copa, destapan un ejemplar de cerveza Corona e invierten la botella aun llena dentro de la jarra. Quien consume levanta ligeramente el frasco obligando a la "rubia fría" a salir para equilibrar el nivel por vasos comunicantes mezclándose con la Margarita. Mi pregunta es... ¿cómo empinarse eso sin promover el caos?
Y no son solo los tragos. Hay un restaurante en Matanzas, Ranchón la Taberna que ofrece lo que llama Bistec El Rey de la Taberna. En pocos términos: un bistec de cerdo relleno con chorizo, jamón, queso, aceitunas y vegetales, servido con congrí, ensalada, vegetal salteado, vianda frita y hervida. Admito que no es precisamente el plato más imaginativo de la haute cuisine matancera, pero por 5 CUC... ¿Qué Rey era ese? ¿Enrique VIII? ¿Ricardo Plantagenet? ¿Robert Baratheon?
Un puñado de líneas más abajo y por el mismo precio nos encontramos las Presas de pollo (4 muslos de pollo apanado, congrí, ensalada y vianda frita). Nada que añadimos el lugar a la lista corta. Un festín de tales calorías hace viable el costo de moverse hasta la Atenas de Cuba.
En Camagüey el restaurante El Solar, vende filete de pargo y enchilado de langosta en $60.00 MN y el restaurante La Herradura en 12.00 CUC. Hablando de diversidad de oferta.
En la misma ciudad, El Mesón del Príncipe nos describe su plato de la casa con un inesperado rapto de lírica culinaria:
"Parador Principeño ($2.50 CUC o $60.00 MN): Para confeccionar este atractivo plato, se utiliza bistec de cerdo, condimentado con sal y pimienta y en el centro del mismo se rellena con bacón y jamón cortados a la jardinera, empanado y frito en aceite caliente, decorado y presentado artísticamente para su disfrute."
Conmovedor... ¿verdad?
A estas alturas, no sé al que lee, pero al que escribe le cuesta seguir empuñando el teclado prestando oídos sordos al rumor de sus tripas.
A la espera de ese "éxodo de oscuras golondrinas" que me devolverá a mi musa, barajo posibilidades, imagino circunstancias propicias, corro de la mano de la fantasía. Deseo y paladar son sucedáneos de su presencia que alimentan mi esperanza. Un dulce deleite... a medida da paixao.
Dejo a un lado las teclas... saldré a comer un bocado.
Por: Aleph
Alquimista, emborronador, revisionista y bebedor