No sé a ti, pero a mí esta cuarentena me ha traído descubrimientos muy personales. El primero de todos es que la cocina no es, y probablemente no será, uno de mis puntos fuertes. El segundo es que el buen comer y el buen beber, mucho más allá del acto de alimentarse, son necesidades rayanas en la urgencia.
¿Qué hacer entonces cuando no se debe salir? Hasta ahora he recurrido a los servicios de entrega a domicilio para comer sin la ambientación de mis lugares preferidos, pero con su sazón.
Y hasta ahora esta ha sido una opción más que agradable, aunque –confieso–, incompleta. Nada como un coctel de aperitivo para entonar los ánimos y las papilas, o ese golpe refrescante de un long drink en una tarde de contemplación y disfrute.
Sí, eso también lo extrañaba.
Y he aquí que se hizo la magia: cocteles ready to drink (listos para beber), ofrecidos por el siempre atrevido restaurante Jíbaro.
La cosa funciona así: en su oferta inicial, dos cocteles de los más icónicos del restaurante podrán pedirse por encargo y llegar a su casa en cuestión de minutos, tal vez a tiempo para amenizar tu nuevo maratón de "Friends".
Aclaro, estas no están diseñados para un paladar indiferente. No encontrarás "lo típico" en estas preparaciones (nada es típico en Jíbaro, ya bien lo sabemos):
Al probar el coctel "Daisy" damos de frente con una bebida de cierto cuerpo. Podría incluso hablarse casi de una textura que el hielo va haciendo más dócil. La salsa inglesa integrada con un punto picoso descubre la marca de especias algo tánicas, antes que el jengibre haga su entrada rotunda pero fresca en el retrogusto.
Ya el tamarindo ha venido a la par balanceando su nota curiosamente ácida–dulce y se hace necesario un segundo sorbo para, en una especie de círculo infinito, borrar un apio viril, y luego, con avidez, volver a encontrarlo una y otra vez, hasta que acaba el trago.
Por su parte, la "Mula Jíbara" viene a ser un twist con denominación de origen "jibareña" del internacional Moscow Mule. Si has visitado alguna vez Merced No. 69 notaste sin falta las jarras de cobre de las que beben no pocos clientes. Es el cóctel más vendido de la casa, ahora en versión portátil.
Puesto en el vaso al compás de unas piedras del hielo, el trago habla. Primero está el aroma a cañaveral y campiña... Y la boca constata ese equilibro tropical de la melaza aunada con el coco que le aportan un carácter goloso a la bebida.
El cooler abre entonces paso a aspectos más complejos, con la fiereza del jengibre domesticada en su soda artesanal. La suma de jugo de limón y el ron cubano redondean la mezcla. Y aquí estamos, frente a un RTD, refrescante, atractivo, invitador, vespertino.
Ambos ready to drink son variaciones de los ofertados para el consumo al interior de Jíbaro, aunque no copias exactas. La diferencia nace de las particularidades que implica preservar este tipo de preparaciones orgánicas. Otras dosificaciones y formulaciones de los ingredientes son imprescindibles a fin de evitar el deterioro por oxidación.
No obstante, sobreviven los sabores matrices, y también la impronta craft y 100% natural que siempre ha defendido el restaurante en su quehacer. Del lado del consumidor solo un aspecto a tener en cuenta para no modificar su experiencia degustativa: conservar en refrigeración y por no más de cinco (5) días. Esa es la garantía de calidad que dan los creadores de estos combinados, precisamente porque no incorporan aditivos ni preservantes artificiales.
Sabemos que unos grados de más podrían dar al traste con un coctel más vivo, sabores evolucionados y notas infusionadas, ganando en rusticidad, aunque sin que por ello pierdan el gancho.
En envases farmacéuticos doblemente esterilizados, con etiqueta también artesanal que declara ingredientes, modo de conservación (en frío), y el esencial "Agítese antes de usar", la propuesta resulta más que atinada e, incluso, divertida en tiempos en que tanto escuchamos de salud y confinamiento. Por solo $1.50 cuc tiene usted al alcance de un teléfono esta aventura. AlaMesa está encantada de participar en el empeño, de conectar. Venga una probadita. Santé!
Nota: Ambos cocteles pueden beberse con o sin hielo. Sugerimos esta segunda opción por la expresión e integración de sabores que nos ofrece.