Vino en un correo y fue seguida de una serie de desencuentros telefónicos digna de su propia comedia romántica o de un cuento de Eduardo del Llano.
La invitación a un encuentro informal sonaba a la vez misteriosa y cotidiana.
La interlocutora se personó y fueron servidos los cafés de rigor, rebasada la breve votación necesaria para decidir cuál de los dos idiomas sería el utilizado y hechas las indagaciones necesarias. Y entonces tuvo a bien desenredar la trama ante nuestras narices: sí tenía que ver con la visita del
Conversaciones filtradas a la prensa, el entusiasmo de los medios por la real pareja, los resquemores de la Duquesa a propósito de la calidad de la cocina cubana, todo desfiló oídos adentro.
Lo único que entendimos fue que alguien allá afuera, VIP para más datos, había lanzado el reto a quienes conocemos y amamos este universo de aventura y magia, en el que se ha transformado la escena gastronómica cubana en la última década.
Y que nos tocaba a los de Alamesa, asumir tal reto.
El café se enfrió, los idiomas se trastocaron, se enlazaron en frases híbridas. La pacífica conversación se hizo tormenta de ideas.
Media hora después lo teníamos todo claro: debíamos coordinar una sesión de degustación de platos cubanos en una locación propicia. Debíamos presentar a Cuba en 35 minutos, vestida de sus sabores.
Cubanos somos, así que hicimos una lista, o varias. Enumeramos media docena de locaciones, las redujimos a 4, luego a dos, luego encontramos la más indicada.
Duquesa de Cornualles, Príncipe de Gales, Ariel Causa y Yon Gutiérrez (co-fundadores de alamesacuba.com)
Elegimos Habanera por sus espacios, por la luz, por su estilo y referencias a la arquitectura que también nos define y representa, por el patio de familia feliz.
Enumeramos personas, especiales, de esas que rara vez pueden ser reducidas a números por ser únicas. El primer criterio fue la pasión y con ella, el deseo de hacer brillar lo que somos y tenemos, el atrevimiento y la lucidez.
Equipo de Chefs del restaurante Rita y Champagne junto a Ailed de Aires de Fiesta.
Luego vinieron las esperas, las llamadas intempestivas, los cambios de planes de 90 grados, el temor corriéndonos por las venas. ¿Será suficiente? ¿Gustará? También las concesiones, los términos medios, las perspectivas negociadas, los debates públicos.
Vinieron las conversaciones sinceras, aderezadas con buen ron, las nostalgias de aquellos que no están entre nosotros. Hubo quien, habida cuenta de compromisos inaplazables, contribuyó con sus ideas. Hubo búsquedas frenéticas de una guayabera por las calles de la ciudad vieja. Hubo quien se materializó en los últimos minutos para salvar el día a lo deus ex machina.
No tengo por qué contarte, lector, probablemente sabes cómo son las cosas.
Todos juntos transformamos el patio en jardín adornado con el mayor de los frutos de este suelo: la creatividad, el entusiasmo y la alegría de nuestra gente. Le echamos una gota de ron al guarapo del Príncipe y asistimos a la manifestación en él de esa oscura y cubanísma sed que tan bien conoces, lector: las ganas de comer croquetas.
Sahily Romero, chef de Rita y Champagne entregando las croquetas al Príncipe.
Productores privados de Quesos y panes junto al dueño del restaurante.
Una vez más resistimos la compulsión de enumerar quien hizo qué y dónde, pero si te es preciso saber, simplemente recuerda que "lo que pasa en La Habana, se queda en Facebook". En su lugar, acá te dejamos el menú:
- Croquetas de frijol negro
- Pastel de maíz con lechón al carbón
- Tostón con quimbombó y pescado a las brasas
- Crema de malanga Reina del Caribe
- Casabe con ropa vieja, aporreado de carnero y camarones
- Ajiaco a la criolla
- Frutas glaseadas con miel y yerbabuena
- Casquitos de guayaba con queso
- Torrejas a la cubana
Cócteles:
- Mula Jíbara
- Beso de Yarini
- Pink Ale
- Canchánchara
- Mojito cubano
Diana del restaurante Jíbaros enseñando al Príncipe Carlos y a la Duquesa a hacer mojitos cubanos.