PUBLIRREPORTAJE
La Habana no puede existir sin su Malecón. Dicen que contemplarlo, atrae la suerte, calma el espíritu, alimenta el alma. Por esa razón, los hermanos Alejandro y Víctor Manuel, junto a su primo el chef Luis Gámez, la convirtieron en la cuarta pared de un restaurante donde comer se convierte en la excusa perfecta para cumplir con un clásico de la Isla: encontrarse con el gran azul.
Con esta suerte de mantra, nos abre sus puertas Casa Mia Paladar, un espacio novel donde no importa lo que consumas: el olor a mar va por la casa. Para sus dueños convertir el hogar de la infancia en un destino gastronómico tuvo mucho de azar y algo de nostalgia. “La idea de abrir nuestro propio lugar era algo que teníamos en mente desde hacía tiempo. Durante más de 3 años estuvimos tras la búsqueda del sitio ideal, pero nunca se nos ocurrió que podía ser aquí mismo. De hecho, por eso nos cuesta trabajo reconocerla como un mero negocio... Nos resulta imposible”. Sin embargo, hoy se alza como uno de los principales destinos culinarios de la zona, lugar preferido por un amplio público que incluye parejas enamoradas, funcionarios diplomáticos, artistas y viajeros de tránsito por la ciudad.
Ubicada en un primer piso, la entrada sorprende por su sencillez, escaleras pequeñas en las que, con toda certeza, el visitante construirá su propia idea de lo que podría encontrar al final, pero invariablemente el resultado será la sorpresa. Las puertas se abren a un acogedor lugar (elegante la decoración en tonos claros y con una delicada sobriedad) con un verdadero regalo a los ojos: todo el malecón frente a sí.
Quizás sea por ello que los platos marineros resultan los preferidos por los clientes, los comentarios en el prestigioso portal de viajes Tripadvisor, así lo aseveran. Entre los más solicitados se encuentra el filete de pescado en salsa de limón, una exquisitez a los sentidos, resultante de grillar una pieza de pescado de mar, para posteriormente bañarlo en una salsa caliente elaborada con vino blanco, zumo de limón, especias naturales, aceite de oliva y crema de leche. En tanto, el carpaccio de pulpo y los raviolis de salmón también acaparan excelentes opiniones. Es entonces que se logra comprender la certeza de cada anfitrión cuando al recibir a los clientes los desafía jocosamente: “Si no le gusta la comida, nosotros pagamos la cuenta”.
La cocina, epicentro de todas las creaciones, se sitúa a la vista de las doce mesas y sus comensales más curiosos, dotando al lugar de vitalidad y color gracias a la destreza de movimientos del chef y los cocineros. Esta escena se opone en contraste perfecto a la vista marítima, por lo que cada visitante podrá asistir a dos espectáculos mientras degusta del plato de su preferencia. Eso sin contar que cada visita puede ser diferente: “He visitado el lugar 3 veces y ha sido muy interesante”, nos refiere Jeisell, cubana residente en Francia y aclara: “La primera vez fue de noche y el mar estaba muy tranquilo, pero las personas paseaban por el muro del malecón y con las luces, era muy bonito, muy movido. La segunda vez fue de día y había mucho sol pero el malecón seguía tranquilo y daba una sensación muy relajante. Sin embargo mi visita preferida fue un día de lluvia con las aguas revueltas. Fue la vez que más me gustó porque adentro se respiraba mucha tranquilidad a pesar de la locura del mar. Por eso digo que Casa Mia Paladar es siempre un lugar distinto, en dependencia del humor con el que se levanten las olas, ¿comprendes?”.
Sin embargo, nada de esto sería suficiente sin las personas que allí trabajan y la calidez que le imprimen al lugar. Alejandro precisa que el secreto para el creciente éxito de su negocio, consiste en un delicado balance entre las ofertas gastronómicas y un servicio de primera. “Desde el comienzo tuvimos como premisa el buen trato hacia cada comensal. La educación y la cortesía desde el joven que te recibe en la entrada hasta el momento en que se despiden, son indispensables. De nada sirve una buena comida si no te sientes a gusto. No se trata de un protocolo forzado, es la sencillez y la gentileza lo que tienen que percibir los clientes.” Por ese motivo, no es extraño que los mismos dueños se acerquen a las mesas e intercambien con ellos. Y este detalle es agradecido siempre.
Para Friyam, quien visitara el lugar hace algunas semanas, fue una gran alegría llegar y tropezarse con el camarero Uziel, a quien conocía por sus servicios en otro restaurante: “Siempre tan profesional y solícito, que ya con eso estaba predispuesta favorablemente”, criterio que acentuó con el servicio recibido por el resto del personal. Pero no es la única.
Una experiencia similar encontró Leonor, proveniente de México, quien escogió el lugar gracias a las recomendaciones online y no se arrepiente de la elección, pues reconociendo que los precios no son los más baratos, asegura que valen cada centavo. Pepe llegó desde Ciudad de Panamá a la capital por cuestiones de negocios y por sugerencias de amigos llegó al restaurante: “Qué buen lugar para comer, el sabor de su comida te incita a volver, su servicio como ningún otro en la Isla”. Él sugiere probar las crepes de pollo en salsa de frutas, exhortando a que lo combinen con el carpaccio de pulpo.
Por esa razón, quienes conocen la historia, no pueden comprender cómo sus dueños no concibieron desde siempre el restaurante en este lugar. “Esta es la casa en la que nacimos y durante 3 años estuvimos buscando un lugar sin darnos cuenta que lo teníamos frente a nosotros”- precisa Alejandro y añade entre risas, como quien aún se sorprende por la ingenuidad. “Cuando se me ocurrió la idea, muchos creían que quizás la zona no era la mejor por la existencia de otros lugares, pero teníamos la certeza de que podía funcionar, el mar sería nuestro principal aliado”. Y ciertamente, la vida dentro de Casa Mia Paladar no transcurre bajo las lógicas de la ciudad bulliciosa y atrevida que la circunda. Cada día se mueve bajo un escenario nuevo, regido por el humor de las aguas que chocan contra el malecón, para que siempre visites un lugar diferente, dejándote guiar por las mismas coordenadas.
------
Reserva tu mesa en Casa Mia Paladar